Mi testimonio contigo Haití
Hna. Mª Inés de Mercado, Ce (Hermanas Carmelitas de la Enseñanza)
18 de enero del 2010
¿Por qué estaba en Haití?
Estaba en Puerto Príncipe en el momento del terremoto del pasado 12 de
enero 2010. Precisamente, por iniciativa de la CLAR (Conferencia
Latinoamericana de Religiosos), acogida por la CHR (Conferencia Haitiana
de Religiosos), los religios@s haitian@s eran los anfitriones del Encuentro
de Religios@s CLAR_Caribe. Acudí como miembro de la Junta Directiva de
la CONDOR (Conferencia Dominicana de Religiosos y Religiosas) que soy
desde octubre del 2007.
Fui a Haití desde la necesidad y el deseo de acercar los pueblos y la vida
religiosa de Haití y República Dominicana, desde la conciencia y la
experiencia de que la VR puede ayudar a nuevas relaciones. Llevo casi 24
años en la República Dominicana, trabajando con la población pobre
haitiana y dominicana que vive en nuestra zona del Municipio de Guerra;
era la primera vez que iba a Haití. Pero en esta semana ya he ido dos
veces. Agradezco a Haití que me ha acogido y me ha hecho sentir entre
hermanos.
Experiencia del sismo.
A las 4:53 (hora de Haití), cuando estábamos en un receso de las
exposiciones de los países, comenzó a temblar la tierra y un ruido como
de tormenta se escuchaba y crecía; al principio nos movimos ligeramente
hacia la zona exterior del edificio, al patio, pero cuando el temblor tomó
intensidad ya no se resistía de pie, yo me agarré a un árbol para no
caerme, otros se tumbaron en el suelo de grama, donde estábamos.
Ruido intenso, mucho tiempo, parecía eterno, todo se tambaleaba,
fueron 75 segundos de temblor y todo se desoló.
Cuando el movimiento cesó, el grito de Haití, del pueblo, se elevó
unánime, lloros, lamentos, desesperación; en los alrededores, personas
heridas, paredes caídas, gritos de gente atrapada.
Gracias a Dios, todos los que estábamos en el encuentro estábamos
vivos!! Nos juntamos y abrazamos (Lucía, Altagracia, Demetrio y yo).
Pasamos la noche en la intemperie acogiendo heridos, lavándolos con la
poca agua que quedaba, consolando, escuchando, estando con ellos.
Oíamos una radio haitiana de uno de los damnificados, él nos lo repetía
en francés o kréole, nos decía que estaban destruidos los más
importantes monumentos, que no se metieran en los edificios, pues
continuaba el peligro, que venía un tsunami… Los heridos gritaban
cantando su dolor, los refugiados oraban, se consolaban unos a otros,
compartían. Ratos largos de silencio y cantos. Los heridos graves que se
llevaron a los hospitales en la parte de atrás de las camionetas
regresaron a las tres horas: en ningún hospital había sitio ni con qué
atenderlos. La noche estaba estrellada, el cielo muy sereno.
Esperábamos el amanecer.
Por la mañana, un religioso misionero del sagrado corazón, el P. Pascal,
decidió ver si podía sacarnos a la frontera; ya había inmensas filas para
conseguir combustible. Esperamos la fila, lo logramos y recorrimos el
camino sin dificultad el miércoles 13 de enero. Desde el principio se
presentía una destrucción pavorosa, general, de grandes cantidades de
casas; pero sólo al volver a República Dominicana y ver los canales de TV
me di cuenta que era mucho más de lo que yo había visto.
Respuesta de la CONDOR
Íbamos a volver de inmediato a buscar a la Hna. Rosa Lenis,
vicepresidenta de la CLAR, que iba para nuestro encuentro
representando a la CLAR y estaba desaparecida; pero se nos avisó que la
habían visto viajando de vuelta a RD. Aplazamos el viaje y convocamos a
los superiores mayores para el día siguiente, viernes 15 de enero; gestos
de solidaridad y generosidad de todas las congregaciones y religios@s
dominican@s se multiplicaron: personal para ayudar y organizar, para
secretariado, para irse directamente a Haití, para contactos y acogida en
República Dominicana, ¡ayudas de todo tipo!. L@s religios@s
dominican@s mostraron una profunda vida samaritana ante este pueblo
haitiano herido. Rápidamente pasamos a la acción. Se organizó y salimos
de nuevo hacia Haití, el mismo viernes. El grupo lo formamos dos
miembros de la Junta Directiva de la CONDOR (la presidenta Hna.
Altagracia Ortiz Mena de las Hnas. Misioneras de los Sagrados Corazones
y yo misma de las Hnas. Carmelitas de la Enseñanza) con otras hermanas
y hermanos, en dos camionetas (una nuestra que manejaba yo misma y
otra de las Hermanas Mercedarias, que manejó Sor Estela y llegó hasta
Jimaní); ambas cargadas con la primera ayuda que había llegado. El grupo
que formamos fueron dos enfermeras de las Hnas. de AMICO (Mercedes
y Vicki), un padre jesuita (Jorge Rojas), un profesor seglar haitiano
excelente traductor de francés, kréole, inglés y español Theophle Celius
(de Catequistas Sopeña), dos más de las Hnas. Carmelitas de la
Enseñanza (Odali y Cristina), y dos hermanas Mercedarias (Lissette y
Estela) que llegaron con nuestro grupo hasta Jimaní, donde se dejó parte
de la carga para los refugiados y se devolvió una camioneta.
Llegamos de noche a Jimaní y allí coordinamos con el P. Roselio,
claretiano, quien está haciendo acopio y distribución de las ayudas en la
frontera. Allí, ante la saturación del Hospital, el padre y la comunidad
cristiana han habilitado tres centros de acogida donde se quedan los que
ya fueron atendidos en los hospitales y sus familiares. Coordinamos
también con los padres jesuitas que se encontraban en visita para
identificar la situación, Rogelio y David Pantaleón, a fin de unir esfuerzos
con el Centro Bonó.
El sábado 16, tempranito, en una sola camioneta, cruzamos la frontera
abierta de par en par, no tenía ni guardias. En Fond Parisienne pueblo
fronterizo de Haití visitamos a las Hnas. Vedrunas y la Hna. Mercedes se
unió al grupo. Al llegar a Puerto Príncipe de nuevo tocamos la realidad de
mucha gente herida, sin casa, sin alimentos… en parques, patios, calles…
Hicimos contacto con la CHR y la Hna. Gloria de las Dominicas de la
Presentación nos acercó a la realidad; con ella visitamos los lugares de
destrucción y también los lugares de esperanza, donde la solidaridad
entre los mismos haitianos y de los otros pueblos del mundo está
haciendo posible la sobrevivencia.
Además nos acercamos a los religios@s afectados, pudimos visitar e
informarnos de unas 15 congregaciones.
En la visita por Puerto Príncipe el sábado 16 y domingo 17 de enero
constatamos que no hay logística; se percibe escasez de todo y una gran
lentitud de los repartos y de los suministros a los sobrevivientes. Los
barrios se ven totalmente desabastecidos. Se ve mucho movimiento de la
UN (Naciones Unidas) pero sobretodo militar y oficial, no ayuda
humanitaria real en las calles.
¿Cómo veo al pueblo de Haití?
El pueblo haitiano superará este momento, porque es un pueblo fuerte y
acostumbrado a la sobrevivencia, es un pueblo con una persistente
esperanza. He visto un pueblo impactado por el dolor, que camina para
no morir, para encontrar algo o alguien, pero un pueblo solidario y
tranquilo.
Sobre los saqueos y violencia de que hablan los medios, yo les pediría
que no magnifiquen ni distorsionen, que vayan a buscar la noticia en los
miles de vidas que están sobreviviendo porque hay solidaridad y ayudas
del mundo entero. Pido a los medios que contribuyan a levantar la
esperanza de Haití y la solidaridad del mundo. Yo vi un pueblo solidario,
personas que se ayudaban y organizaban entre ellas, un pueblo que sabe
sufrir; los niños ni lloraban cuando les curaban las heridas, aguantaban el
dolor como si fuera parte integrante de sus vidas. Los que estaban mal
dejaban que la ayuda la dieron a otro que lo necesitaba más, sin protesta
ni reclamo. He visto que tenían un tanque de agua potable de cinco
galones para unas 100 personas refugiadas y nadie cogió agua sin pedir
permiso. He visto un centro de atención médica en mitad de la calle de
un barrio popular, montado con una mesa, cuatro bancos, una lona y una
tienda de campaña. Ahí algún personal de salud haitiano, aficionados,
atendían de modo espontáneo las heridas de su gente.
Los haitianos son un pueblo de cultura francesa, son finos y delicados en
el trato, unidos por la solidaridad y la alegría del Caribe, y con una
enorme capacidad de sufrir con entereza, que aprendieron de su dura
historia.
La comisión de la CONDOR volvimos a República Dominicana el domingo
por la noche, ya el martes dos camionetas más con enfermeras y ayudas
van saliendo…
UN HAITÍ NUEVO ES POSIBLE !!
¿Cómo podemos ayudar al pueblo de Haití?
• RELACIONES NUEVAS. Promueve que se le conozca y que nos acerquemos, no desde el prejuicio o las noticias sino
conociéndolos, hablando, visitando, estudiando su historia, respetando su cultura.
• INFÓRMATE Y CANALIZA BIEN. Si deseas hacer ayudas, canalízalas por instituciones que sean de confianza y que hayan
trabajado en Haití antes del terremoto. Los gobiernos y algunas otras instituciones, a veces, hacen más apariencia que
contacto real con las personas que sufren.
• TRANSMITE BUENAS NOTICIAS. Trata de ponderar todos los aspectos positivos, así ayudarás a Haití a creer en sí mismo
y levantarse.
• HAZTE SOLIDARIO. Da algo de ti (tiempo, trabajo, dinero, insumos), y une tus esfuerzos a otros.
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